CARTA DE JESÚS AL VIEJITO PASCUERO
Querido viejito pascuero:
Tú sabes que se acerca un nuevo cumpleaños de mi nacimiento. Sé que te llegan cientos de miles de cartas de niños y niñas pidiéndote regalos para la Navidad. Esto, porque los padres no les explican a sus hijos que el 24 de diciembre se celebra la noche en que nací. Por eso se llama Nochebuena. Y nací en un simple pesebre de un establo en Belén. Rodeado de mi madre María y José Y de pastorcitos con sus ovejas, vacas y burros. Más tarde llegaron los tres Reyes Magos con un puñado de incienso, mirra y oro como regalos simbólicos.
Te cuento que yo, por razones obvias, no pido ningún regalo. El único gran regalo que deseo profundamente es que la Paz y el Amor reinen en la tierra. Que la fraternidad sea el gobierno de los seres humanos de todo el planeta. Eso sería el más glorioso regalo para mí por toda la Eternidad.
Pero estoy demasiado triste viejito. Al ver cómo muchos países están en guerra. Como la de Ucrania con Rusia y el ataque de Israel al país donde yo nací: Palestina. Específicamente en la franja de Gaza y Cisjordania, donde está Belén.
No te puedes imaginar el desgarro que siento al saber que en Gaza han bombardeado casi todos los hospitales, escuelas, viviendas, universidades, mezquitas, iglesias. Todo en ruina.
Inclusive en los campos de refugiados sobreviven en condiciones infra humanas, donde el gobierno israelí les dijo que no iban a ser atacados. Ya no viven y no pueden dormir del terror que les provoca escuchar bombazo tras bombazo Estas bombas (también atacan con metralletas y todo tipo de armamento) asesinan niños y niñas, mujeres, miles embarazadas, jóvenes, hombres, ancianos. Niños sin padres, padres sin hijos.
Hay más de 35 mil huérfanos y aproximadamente 18 mil bebés masacrados. ¡Muchos de ellos desconectados de las incubadoras!!
El gobierno de Israel bloqueó todos los suministros básicos para que funcione un hospital. Medicamentos, electricidad, combustibles, maquinarias. Y lo más grave viejito: cortaron el AGUA potable y todo tipo de alimentos.
Israel no deja pasar la ayuda humanitaria a Gaza. El ejército israelí bombardea los camiones que intentan llevar ayuda, en especial alimentos para sobrevivir.
Todo de todo para la vida.
Por falta de agua potable miles han contraído infecciones muy graves, por beber agua contaminada. Como la polio, la varicela, cólera y hepatitis. Los hospitales que quedan no cuentan con los medicamentos, ni nada para sanar a los infectados. Por lo que muchos de ellos también mueren por la ausencia total de salubridad.
Además, un gran número de hermanitos y hermanitas, que no mueren quedan heridos graves. Les tienen que amputar uno o más órganos a sangre fría, por la falta de anestesia y de medicinas para el dolor.
También matan a personas extranjeras que cumplen una loable misión humanitaria en Gaza: médicos, periodistas, entre tantos otros.
Muerte tras muerte.
Lloro con lágrimas de sangre. Cómo pueden los judíos sionistas asesinar en especial a niños y niñas, incluyendo bebés?. Esas Almas pequeñitas, con una inocencia sagrada. Es horroroso ver cómo a los niños los mutilan, estrangulan, descuartizan. Y miles de ellos yacen muertos bajo los escombros.
Me rompo entero.
Sí viejito. Los padres buscan a sus hijos bajo los escombros.
Cómo no ha de afligirme esta realidad, que parece una película de terror, de ficción. Y lleva más de un año. Más de un año de genocidio. O sea, de exterminio, limpieza étnica, apartheid (segregación racial) en lo que va quedando de la Palestina histórica.
Lo más increíble es que por la carencia de alimentos, decenas de miles de mis hermanitos desnutridos mueren de HAMBRE. Es otra forma, más perversa aún, de eliminar a una población. Si no es con los misiles y con bombas, los matan de hambre. Dios!!
Y me acabo de enterar que matan a un niño cada dos días!! Dios mío¡!
Además, tras un bombardeo al principal hospital de Gaza, Al Shifa, cavaron una fosa común para colocar entre 120 y 180 cadáveres en descomposición. Pero lo más espeluznante es que esta fosa incluye a bebés prematuros, desconectados de las incubadoras, por falta de electricidad. ¡!!
Y no lo vas a creer, muchos palestinos han sido enterrados vivos. ¡Dios mío!
Un verdadero exterminio.
Sangro y sangro. No termino de sangrar, sabiendo de estos crímenes, de esta barbarie.
Y es muy importante saber que por el terror impregnado en sus Almas, los sobrevivientes de esta masacre, quedarán con severos traumas. Las miradas perdidas, almas desgarradas por el dolor y el espanto de escuchar bomba tras bomba, disparos tras disparos. Y ven muertos y más muertos.
Por razones obvias, si yo naciera hoy en Belén, me hubiesen asesinado, por lo que también estaría mi madre María y José buscándome bajo los escombros. Yacería al lado de miles de cadáveres de mis hermanitos palestinos.
¿Dónde están las naciones del mundo que permiten este exterminio, esta limpieza étnica, este apartheid?
¿Dónde está la consciencia de los gobernantes de todos los países del planeta?
¿Cómo no hacen nada para detener este genocidio?
¿No les bastó el holocausto de los nazis contra los judíos, en la segunda guerra mundial?
¿Cómo no hacen nada, sabiendo que Gaza está pulverizada, con cientos de miles de muertos?
Si todo el mundo sabe que, lo que queda de Palestina, es una tierra
regada con sangre.
¡¿Dónde está la Humanidad?!!
¿Por un mínimo de consciencia, no tendría que ser esta Navidad un duelo a nivel internacional?
Apenas puedo respirar, de sentir el infinito dolor e impotencia de mis hermanos palestinos.
Todo el Amor, la Paz y la Justicia que vine a enseñar a la Tierra, incluso mi crucifixión, no sirvió de nada?
Dios, te ruego hagas algo. No sé qué, pero algo que detenga esta aniquilación del hombre contra el hombre.
Mi corazón ya no late. Bombea, pero no late.
Colaboración
María Elena Andonie araque
Periodista
Universidad Católica de Chile