Columna: “La Lista de Chong”
por Manuel Mauricio Woldarsky González
A todas y todos los que salimos a la calle durante la revuelta, en todo el país y con las convicciones sobre lo que falta intactas: Comprendo el contexto internacional y la gravedad del bombardeo, me duele el genocidio palestino, y el fantasma de la guerra cuya amenaza es permanente y desgarradora me tienen muy atento al mundo. Y lo sé porque me recuerda que, en algún momento, a mi también me declararon la guerra, a nosotras y nosotros nos declararon la guerra. Fui parte de “ese enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie”, que es el pueblo de Chile que salió con rabia, amor y rebeldía ese octubre de 2019 y los meses siguientes.
Ví ojos reventados de algunas de esas víctimas en las jornadas de protestas en las que participé, no se me olvida. La lista de la Fiscal Chong, de modo impecable y ante un tribunal de la república, humaniza el riesgo de la responsabilidad de mando mal aplicada en una institución jerarquizada, obediente y no deliberante; hace que el estado les informe que los investiga como responsables de hechos que causan tanto dolor y rabia en la sociedad como el primer día; les impone el deber de afrontar las consecuencias de sus actos por el mal servicio que el estado brindó de acuerdo a las ordenes que impartieron, o no. Carabineros debe proteger a la ciudadanía, no reprimirla, mucho menos castigarla. Nada justifica que la policía te castigue, la seguridad es un derecho.
Hoy, somos testigos de uno de los relatos que se contarán en el futuro sobre la historia de Chile, partiendo con una justa dignidad a las víctimas de la violencia causada por Carabineros y las fuerzas armadas durante la revuelta; violencia que los cegó, los mutiló, los mató, los marcó de por vida a ellos, a sus familias y al país completo, por salir a la calle a exigir lo justo. La parsimonía de la voz de la fiscal resumiendo en su lista las historias de sus calvarios desde Octubre me da una pena tranquila. Dolorosa, pero necesaria; pues esa lista, la lista de las víctimas que la Fiscal Chong lee en el juicio, aunque lo nieguen, ya es un acto de memoria.
Con ese contexto, quisiera invitar a una reflexión: Escuchar la lista de Chong, de quienes perdieron sus ojos o su vida durante la revuelta, también es revivir la rabia de lo prometido y no cumplido, de los dolores que nos causaron y de los que fuimos parte, algunos más de cerca y otros más de lejos, pero que ocurrieron tal y como los ha relatado hasta este momento, en mi opinión como defensor de DDHH, como uno más junto a la Coordinadora de DDHH Providencia, como uno más de los miles que nos volcamos a ser voluntarios ante la defensa de quienes eran víctimas de la ignominia: el inocente. Enfrentaron la institución que dirigían contra simples ciudadanos, estudiantes y trabajadores desarmados que no han jurado como lo hacen ustedes y los miembros de su institución, sino que recibieron un sueldo por su labor, y su error causó que hoy exista la Lista de Chong.
Nosotros, los que tenemos la suerte de no estar en la Lista de Chong, solamente anhelamos un país mas justo e igualitario, y en ese octubre salimos a la calle para exigirlo, pues, hasta hoy, poco ha cambiado. Pido humildemente al país que somos que no nos importe el color político o nuestra posición ante la vida: Esa lista es de mutilados por el actuar del Estado, una conducta que no iba a repetirse según el Presidente Aylwin hace 24 años pero que sigue pasando hasta hoy, con zonas militarizadas en el país, con zonas de sacrificio, con el costo de la vida altísimo, con la falta de oportunidades, con el uso de la seguridad como cortina de humo para tapar una corrupción flagrante, infame. También convoco a la compasión como modo para ser mejores personas. Perdonar no es fácil, pero es una manera de enfrentar el futuro, para aprender de la pena.
Seamos éticos, respetuosos de nosotros mismos, de nuestras comunidades, de nuestra naturaleza y del dolor ajeno, ese gratuito que sufre el que es víctima de quien ejerce la fuerza de manera violenta o sin mediar provocación. La lista de Chong tiene a más de los que nunca debió tener. Lloremos el dolor de quienes hoy no pueden ver, de quienes ya no están, pero aprendamos también: no hay modo de transformar la realidad si no encontramos los puntos en común; debemos trabajar de formas novedosas para lograrlos. Es difícil, pero si no lo fuera, no sería suficiente: Fuimos un 38%, tenemos un punto de partida desde donde podemos encontrar un mejor presente.